7/04/2008

Guantánamo

Ni los calabozos medievales, ni las cárceles secretas de USA, ni los vuelos secretos de la CIA, ni la privación sensorial, ni Guantánamo.... Nada es comparable con el calvario que ha pasado cierta concejal durante su tiempo en los calabozos después de haber estado "tres días sin poder mirarme a un espejo. Con lo coqueta que yo soy que me llevaría un espejo hasta el desierto".

¡Chúpate esa Bush! Seguro que a ti no se te había ocurrido esa maléfica y retorcida manera de torturar a un detenido hasta doblegar su voluntad, y de camino su look, para conseguir una confesión.

¿Alegará esta edil que la jueza le tomó declaración bajo coacciones y torturas psicológicas? Cuanta maldad hay en la carrera judicial.

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